«¿Que cual fue mi error? Dártelo todo, disfrutar cada momento como si fuera a ser el último, sin pensar en un futuro contigo que ya llegó, y que jamás pensé que fuese a ser así. Aproveché todas esas conversaciones discutiendo sobre quien quería más. Te esperaba cada fin de semana hasta las 12 de la noche hasta que aparecieses en la lista de conectados. Te repetía trillones de veces lo guapo que eras. Guardé todo el dinero que tenía para comprar un billete de tren para verte. Gasté todo mi entusiasmo en quererte. Me preocupé por tus exámenes, tus peleas, tus malos momentos. Sonreía cada día sabiendo que eras feliz. Planeaba sorpresas para ti. Te quería sin que me importase nada, ni siquiera lo que tú no sentías. Aceptaba cada beso que te daban y que tú devolvías. Nunca te reclamé nada. Nunca te obligué nada. Nunca te pedí lo que sabía que tú no darías. Te defendí ante todos los que decían que jugabas conmigo, que no eras bueno. Le lloraba a la distancia, para luego volverme fuerte y saber que valías la pena y que ella no iba a impedir nada. La acepté a ella. Ni siquiera le puse mala cara. Le sonreí. Ni siquiera le hablé mal alguna vez. Lo hice por ti. Pero después de todo, el futuro ha llegado, ese maldito futuro y ese maldito momento que me pone contra la espalda y la pared. Porque ya me cansé de todo. Me cansé de tener que maquillarme con una falsa sonrisa todos los días. Porque lo que antes era bonito recordar ahora solo me tortura.
No sé que va a pasar dentro de una semana. Ni siquiera sé si pasará algo. Lo único que sé es que ese fin de semana será decisivo. O mi vida vuelve a recomponerse, o tú te vas de ella. Y esta vez de todas las formas posibles. Porque no quiero que dentro de unos años, cuando me acuerde de ti, seas algo horrible y doloroso. Quiero recordar cada palabra y cada mirada sintiendo la buena sensación que causaron en su momento.»
- Y en un futuro atroz lo confirmo, te convertiste en los ojos más preciosos y escalofriantes que espero, no tener que volver a mirar jamás.