4.5.14

J.A.P

Corría por sus venas más adrenalina que sangre, con cada ventrículo del corazón lleno de partículas nerviosas activando sus sentidos. El aire que entraba por la ventanilla acariciaba su pelo convirtiéndolo en una telaraña castaña. La música explotaba en los altavoces e inundaba todos los huecos de aquel coche, haciendo que los huesos se moviesen solos balanceando los cuerpos llenos de espíritu al son de la canción. Un movimiento hacia la derecha y caería en su hombro; un giro de cabeza y miraría sus labios; una pequeña sonrisa y tendría su sabor. 


No había nada más, ni complicaciones, ni normas, ni horarios, ni limitaciones. Solo una carretera a cualquier lugar y unas ganas tremendas de comerse el uno al otro. Miró por la ventana y sintió que todo aquello del exterior le venía pequeño, toda aquella inmensidad simplemente era una pequeña porción de lo que él le estaba regalando. 



Aquella voz lo dijo masticando cada letra y escupiéndola directamente a su interior: "..Culpable de quererte tanto que me equivoqué, Culpable de pedir perdón, de no saber cuál fue mi error.." Pero no, ya no. Ya no tenía miedo a equivocarse. Había pisado el acelerador y le daba más que igual estrellarse, tan solo por el hecho de saber que esta vez era diferente, que aquel mundo nuevo para ella podría convertirse en el propio. Clavando la mirada en las pequeñas luces que aparecían en mitad de la noche, lo supo. Al día siguiente todo volvería a ser rutina, pero esta vez no tenía la sensación de desaucio por echar de menos. Esta vez sabía que él volvería, y eso es lo que le hacia feliz.