1.11.14

Respuestas.

Imbécil el que ha desaprovechado unos labios como estos. Tengo andares de insegura, mente de insegura, sonrisa de insegura, porque me hicieron creer que era así. Hasta que un día descubrí que de una boca también salen balas. Que tenía que quererme yo antes que cualquier capullo que, sin reparos me hubiera obligado a olvidarme. Me dí cuenta de que tengo siete vidas, y que en realidad solo he malgastado una de ellas y que gastaría las otras seis en enamorar a quien de verdad mereciese la pena. 

Y ahora empiezo a preguntarme por qué soy la chica a la que coges de la mano en un paso de cebra, la que presentas a tu familia, la que te follas en cualquier portal y cuidas por las mañanas en tu cocina. A la que preparas lo único que sabes cocinar. La chica de la que hablas a tus amigos y les dices lo increíble que es, lo guapa que está cuando llega de la calle y se pone esa camiseta ancha tuya que tanto le gusta. Aquella a la que miras como si fuera una niña y a la que amas como a una mujer.

Debería empezar a preguntarme por qué me coges de la cadera en medio del paseo marítimo como si fuera tu mayor tesoro robado. Por qué me mandas mensajes a las 4 de mañana antes de ir a dormir, y me pides que sonría. No porque esté más o menos guapa, sino porque así me haces la vida menos hija de puta. Debería empezar a preguntarme, también, por qué resuelves la ecuación que traigo entre caderas (que mi enunciado es muy simple y la solución son unas cuantas caricias de más)

Y puede ser, simplemente, que haya encontrado 
al que trae la primavera en los ojos
el verano entre las piernas
invierno en sus palabras
y otoño en las pestañas.
Aquel con el que valdría la pena gastar las seis vidas que me quedan.