20.7.14

Vicios que pierden prejuicios.

Y mis manos venga a recordarte cada noche. Derrapo por tu cuello, por tu hombro. Clavícula, esternón. Y tus manos venga a recorrerme cada noche. Y mis ojos venga a correr por la estación buscándote entre caras largas de gente triste. Te veo. Me ves. Te miro. Te sonrío. Me sonríes. Me abrazas. Me metes la lengua hasta el último rincón de mi cuerpo. Me muerdes. Me salvas, me cuidas y atrapas a los monstruos y los humillas. "Ya estoy aquí cariño" Pero yo no me lo creo. Que por fin estés aquí. Que te esté oliendo. Que estés conmigo. Solo conmigo.

Quedémonos con el sentido del tacto, explosivo. Con tocarnos las costillas como si fueran las cuerdas de nuestra guitarra favorita. En nuestros acordes favoritos. Prepárame una ensalada cualquiera porque sabes que de postre te esperan los 2 metros cuadrados de mi piel con tus respectivos 284 lunares, y mi sonrisa después del orgasmo, mejor que cualquier helado de Stracciatella.

Romper todos los vasos del armario para no verlos ni medio llenos ni medio vacíos, mientras gritamos que no podemos parar de querernos. Chillándonos con los ojos que el "no puedo" se ha convertido en un "vamos a hacerlo" El momento es aquí y ahora, aquí y adentro. Siente el tic-tac de la aguja del segundero y haz que los segundos parezcan minutos, que los minutos parezcan horas y cada hora sea tan larga como un maldito año. Quiero sentirte dentro y fuera de mi piel, con los cinco sentidos. O invéntate un sexto si es preciso, pero que no se acabe nunca. Los vecinos nos oyen, pero qué más da. Tú eres cada vez más yo. Y yo soy tú. Nos lamemos, nos curamos las heridas. Nos conjugamos en presente y en plural.

Llámalo egoísmo. Amor. O yo que sé qué mierdas. Pero las ganas de ti me corroen. Me sacias.

Y ahora vete, márchate. Llévate la cuenta atrás en tu espalda. Llévate las ganas de vernos. Llévate, conmigo. Vámonos. Perdámonos en cualquier estación. En verano. En invierno. Perdámonos. Calla al mundo con este adiós que nunca nos diremos. Y si decimos adiós que sea al pasado. A ese que duele. A las puñaladas. A los espejos rotos que han perdido la cuenta de los años de mala suerte. A ese tren que nos separa durante días. Si decimos adiós que no sea a nosotros, pero sí que seamos nosotros. 

Porque nosotros sí se puede conjugar en presente y en plural, cuando toco tu corazón con la punta de la yema del mío.